Takeaway y delivery

“Comida para llevar” es un término que se refiere generalmente a la comida servida en un restaurante para ser consumida fuera de él. El restaurante puede –o no- ofrecer servicio de mesa. El concepto estaba  íntimamente ligado a la comida rápida pero ya es historia. Se trata de una fantástica manera de comer de forma saludable, fácil, rápida y cómoda para los clientes. Y, a los restaurantes, les proporciona muchas ventajas que, sin lugar a duda, hay que tener en cuenta. Para quienes no lo sepan, to take Away” significa “para llevar”, por lo que estamos hablando de preparar comida en nuestro restaurante, para que el cliente se la lleve y la disfrute en cualquier lugar.

La modalidad ‘Take Away’ está cada vez más presente en el estilo de vida actual.  Su principal ventaja es la posibilidad de incrementar la cartera de clientes en los restaurantes sin la necesidad de ampliar el espacio disponible para los comensales ni realizar grandes inversiones.

El take away es un concepto similar, aunque con algunos matices diferente a lo que se ha denominado Grab&Go  (  venta de alimentos listos para su consumo  tiendas de alimentación)  y que está siendo explotado al máximo por los supermercados.

¿Qué puede aportar el Take Away a mi restaurante?

Es una forma muy interesante de aumentar los servicios de comida, independientemente de la dimensión del local o el número de mesas que se disponga. Ello permite una mayor captación de público: trabajadores y estudiantes, en su mayoría, que buscan día a día un menú saludable  pero no se detienen en los mostradores o en las mesas, debido a sus horarios y al ritmo acelerado de sus actividades cotidianas.

Además, el servicio de Take Away, que se está comercializando a través de plataformas de terceros también se puede convertir en una potente herramienta de marketing para conseguir atraer clientes nuevos a tu restaurante.

¿Cómo hacer que funcione el Take Away en mi restaurante? 

Dado que los pedidos pueden llegar en cualquier momento, es necesario tener previsto los posibles picos de producción en función de variables como la localización del negocio, los hábitos del público objetivo u otros. Entre los aspectos a considerar en su implementación, destaca la necesidad de definir la estructura de personal en cocina.

Takeaway y delivery se han convertido en los últimos años en una tendencia muy común. Y para la restauración además suponen importantes oportunidades para rentabilizar la oferta culinaria. Al principio, el concepto de take away estaba muy ligado la comida rápida, pero ha ido cambiando. Desde restaurantes de alta cocina a restaurantes de comida tradicional, las opciones crecen todos los días. El ajetreo de la vida diaria no puede ser una excusa para no llevar una buena alimentación. Así que ya son muchos los clientes y los restaurantes que se han sumado a esta iniciativa. A continuación, te explicamos todo lo que debes saber sobre este tipo de servicio.

Se trata de una fantástica manera de comer de forma saludable, fácil, rápida y cómoda para los clientes. Y, a los restaurantes, les proporciona muchas ventajas que, sin lugar a duda, hay que tener en cuenta. Para quienes no lo sepan, to take Away” significa “para llevar”, por lo que estamos hablando de preparar comida en nuestro restaurante, para que el cliente se la lleve y la disfrute en cualquier lugar.

Como restaurante, podemos decidir si nos dedicamos exclusivamente a preparar comida para llevar o si, por el contrario, mantenemos las mesas que tenemos. Pero ofrecemos la posibilidad de que los clientes que no quieran quedarse en nuestro local se puedan llevar la comida. Por lo tanto, en ambas opciones, no necesitamos hacer una inversión para aumentar nuestro espacio para que quepan más comensales. Además, de este modo, estamos sirviendo más platos y atendiendo a más clientes, por lo que nuestros beneficios aumentarán significativamente.

Hay que tener claro que, con la comida para llevar no debemos perder la calidad de nuestros platos. Los clientes que se deciden por el take away buscan mantener las mismas garantías que ofrecemos en el restaurante. Quieren platos gourmet, sanos, apetecibles… la única diferencia es que, por la razón que sea, no quieren o no pueden pararse a comer en nuestro local. Por todo lo demás, las condiciones que les ofrecemos deben ser exactamente las mismas.

Con este sistema, nos resulta mucho más sencillo captar nuevos clientes. Podemos avisar de nuestro nuevo servicio en la carta del restaurante, en nuestra web, en las redes sociales…  incluso podemos hacer publicidad en los propios envases take away que utilicemos, o hacer una pequeña inversión y repartir flyers informativos o con descuentos promocionales.

Pese a que al ofrecer este servicio podemos recibir pedidos en cualquier momento, dentro de las horas que hayamos delimitado, es muy fácil poder llevar a cabo una organización, principalmente, del personal de cocina. Se pueden predecir los momentos en que se realizan más pedidos y estar preparados para ello, se pueden tener listos los envases a utilizar con antelación, o los complementos, como las servilletas o cubiertos, que se puedan incluir en los pedidos.

Es probable que te estés preguntando ¿qué es el packaging? Pues bien, con esta palabra nos estamos refiriendo a los envases para take away. Con la comida para llevar, nuestro servicio debe ser tan completo que el que damos en mesa y los clientes deben sentirse igual de satisfechos. Por ello, es imprescindible que selecciones unos buenos envases para introducir la comida a llevar.

Los principales requisitos que debemos tener en cuenta es que sean cómodos para transportar, que eviten que se escapen los jugos o salsas del interior, que no estropeen nuestra presentación y que, además, mantengan el calor por un buen tiempo. Además, no deben transmitir ningún tipo de olor ni sabor a nuestro plato. Como el Take Away está creciendo a pasos agigantados, ya son muchas las empresas que venden este tipo de envases y los precios suelen ser muy asequibles. Además, se puede escoger entre una gran gama de productos; platos, envases, cajas, bolsas, vasos… todo lo que necesites, adaptado a tu nueva modalidad de servicio.

Así que, ahora que ya sabes cómo funciona ¿te apuntas?

Estufas para nuestras terrazas en hostelería

Las Estufas de exterior de gas y electricidad

Las estufas de exterior tienen la función de hacer más confortable la estancia a la intemperie en patios, jardines o terrazas, en épocas de frío. Se comenzaron a utilizar en domicilios particulares, pero pronto se comprendió que podían ser de gran utilidad en los exteriores de bares, hoteles y restaurantes. Poco después, gracias a las leyes antitabaco, su uso se extendió hasta el punto de que hoy día es difícil ver terrazas en invierno que no tengan una o varias estufas. Actualmente, no solo las usan hoteles, bares o restaurantes. También los pubs y discotecas, en cuyo interior tampoco los clientes pueden fumar, habilitan espacios con estufas en terrazas o la misma calle, para mantener su clientela. También es un complemento muy útil en caravanas y en equipos para hacer camping.

Las estufas exteriores pueden utilizar gas o electricidad como combustible. Veamos las ventajas y desventajas de cada opción.

  • Las dos pueden cumplen la función principal de calentar su entorno, aunque las estufas de gas satisfacen mejor la sensación de estar en un ambiente cálido.
  • Desde el punto de vista ecológico las estufas eléctricas son una mejor opción. Las estufas de gas producen C02 y contaminan más que las eléctricas, cuestión que han tenido en cuenta algunas marcas que desarrollan estufas de gas, mejorándolas para que se ajusten mejor a las directrices ecológicas.
  • Respecto al consumo, las estufas de exterior eléctricas son apropiadas para usarlas en momentos puntuales y estacionales, por lo que en terminos de consumo,  las estufas de exterior de gas son, probablemente, la mejor opción.
  • La opción del gas es la más efectiva y económica para largos periodos de uso, sobre todo para comercio y hostelería. Las estufas de exterior de gas pueden llegar a consumir como máximo, unas cuatro bombonas y media de gas al mes, usándolas todos los días del mes unas 5 o 6 horas. Puede parecer un consumo alto, pero en todo caso, el gasto en gas al mes será muy inferior al de las estufas eléctricas.
  • Si la comparación la hacemos entre rendimiento energético –el calor que ofrece– y coste al mes –en electricidad o gas– las estufas de gas superan ampliamente a las eléctricas.

La seguridad es fundamental. Ante cualquier vuelco por viento, movimientos bruscos, etc… la estufa debe estar provista de un sistema que bloquee el paso del gas y que haga que se apague.

El área de superficie que cubre la estufa exterior –su radio de acción– es un factor importante en el momento de planificar la compra. La mayoría dispersan el calor de forma radial, hasta cubrir en torno a unos nueve metros de diámetro.

Es importante que la estufa traiga todos los elementos necesarios para poder ser montada en el momento y usada con facilidad. Algunas marcas incluyen una manguera y el regulador en sus embalajes, cosa a tener en cuenta, para no tener que comprarlos por separado, con su correspondiente gasto económico.

La estética de la estufa puede ser un factor determinante en la decoración del hogar, hotel, restaurante… dado que influyen poderosamente en el bienestar del usuario o cliente. La correcta elección de una bella estufa puede ser un signo de distinción, que agradecerán tus clientes o amigos.

Por último, es obvio que el precio de la estufa exterior deberá ajustarse a nuestro presupuesto, pero siempre teniendo en cuenta que si, gracias a la estufa, puedo disfrutar más de mi porche o jardín, o voy a captar más clientes en mi negocio, el coste de una buena estufa va a ser amortizado con éxito en poco tiempo.

MASCARILLAS Tipos y usos de un producto que se ha convertido en indispensable

La venta de mascarillas se ha disparado por la pandemia de COVID-19 y los diferentes tipos están generando una gran confusión entre los ciudadanos, que no saben cuál es la más adecuada.

A nivel general, las mascarillas se pueden dividir en tres grandes grupos, mascarillas higiénicas, mascarillas quirúrgicas y EPIs (equipos de protección individual). Cada una de ellas está indicada para ser utilizada preferentemente en una situación concreta. En el caso de la población vulnerable, es recomendable consultar con un médico para saber qué tipo de mascarilla es la más conveniente según su situación concreta.

Uso correcto de las mascarillas

Las mascarillas solo son un medio complementario de protección. Por eso, se deben seguir cumpliendo las demás medidas de prevención y distanciamiento social que indican las autoridades sanitarias.

El uso de mascarilla es obligatorio para mayores de seis años, tanto en el transporte, como en la vía pública, espacios al aire libre y en cualquier lugar cerrado de uso público o que se encuentre abierto al público. Para los menores de entre tres y cinco años, su utilización es recomendable pero no obligatoria.

En el caso de los espacios abiertos o cerrados, se podrá utilizar cualquier tipo de mascarilla, “preferentemente las higiénicas o quirúrgicas“. Sin embargo, habrá que prescindir de aquellas que lleven válvula exhalatoria, las conocidas como “mascarillas egoístas”, pues tan solo sirven para que las personas que las lleven no se contagien. En esta prohibición tan solo están excluidos los profesionales

Para hacer un uso correcto de la mascarilla, se debe colocar adecuadamente (cubriendo desde parte del tabique nasal hasta la barbilla) y no tocar la tela con los dedos. Hay que usarla durante el tiempo máximo recomendado y desinfectar las manos son necesidades adicionales para que esta cumpla con el nivel de eficacia para el que ha sido fabricada.

Antes de ello, es importante que, a la hora de comprar, se lea el etiquetado, pues ofrece información sobre el tipo de mascarilla que se va a adquirir. También incluye de dónde proviene (el fabricante), la eficacia de filtración bacteriana, si la mascarilla es reutilizable o no, el número máximo de lavados, las instrucciones de colocación o las normas UNE con las que se ha fabricado, que marcan unos estándares de calidad y, en su caso, el Marcado CE.

Mascarillas higiénicas

Están especialmente pensadas para su uso en personas sanas, que no presenten síntomas de enfermedad. Cubren nariz, boca y barbilla y pueden ser reutilizables o no. Se pueden encontrar tres clases diferentes. Este tipo de mascarillas no son un EPI ni un producto sanitario.

Mascarillas quirúrgicas

Están pensadas para ser utilizadas por personas con síntomas o positivos asintomáticos. Su objetivo es evitar que las personas transmitan la enfermedad. Estas mascarillas están diseñadas para filtrar el aire exhalado protegiendo a quienes están alrededor de la persona enferma y evitando la dispersión vírica al estornudar o toser. Debe tener un mecanismo que permita ceñirla a la nariz, barbilla y boca de quien la use. Existen dos tipos de mascarillas según su eficacia de filtración bacteriana de tipo I y tipo II. Se colocan con el lado blanco hacia el interior y el lado de color (que suele ser azul o verde) hacia el exterior.

Equipos de protección individual (EPIs)

Estas mascarillas están indicadas especialmente a los profesionales sanitarios que están en constante contacto con enfermos, así como para personas vulnerables con indicación médica. Su función es filtrar el aire que inhalamos y así evitan que entren partículas contaminantes a nuestro organismo. Por tanto, los EPIs protegen a la persona que los lleva.